Los pasos para instalar la versión 3.1.9 del Caché Alternativo de PHP (PHP-APC) son:
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1 - Descagar la versión del APC de la página oficial de la herramienta (http://pecl.php.net/package/APC)
2 - Se descompacta:
tar -xzvf APC-3.0.14.tgz
3 - Nos ubicamos en la carpeta:
cd APC-3.0.14
4 - Constrimos los archivos de configuración de PHP
phpize
5 - Configuramos
./configure --enable-apc --enable-mmap
6 - Construimos
make
7 - Probamos
make test
8 - Instalamos
make install
Y tenemos lista la herramienta.
viernes, 28 de octubre de 2011
sábado, 15 de octubre de 2011
Publicada versión 2.0 de la plataforma de entrenamiento Caribbean Online Judge
En el día de ayer fue publicada la nueva versión de la plataforma de entrenamiento caribeña Caribbean Online Judge (COJ)) con el objetivo que los estudiantes de las instituciones americanas se preparen con vistas a la competencia ACM-ICPC en sus diferentes niveles de competencia.
Esta nueva versión tiene como ingredientes fundamentales una nueva interfaz de usuario y que realiza la calificación de los problemas en un ambiente CentOS.
Esta nueva versión tiene como ingredientes fundamentales una nueva interfaz de usuario y que realiza la calificación de los problemas en un ambiente CentOS.
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Las 7 claves para hablar en público sin nervios
(Tomado de: Las 7 claves para hablar en público sin nervios)
Dicen que el miedo a hablar en público es uno de los temores más extendidos en la sociedad occidental, no sé si será así, pero es cierto que a muchas personas les cuesta ponerse delante de una audiencia y transmitir de forma convincente sus ideas; he visto excelentes presentaciones pasar desapercibidas por los nervios del orador.
En cambio hay herramientas sencillas para evitar los nervios cuando uno va a hablar en público, ya sea en una ponencia, en una presentación, en la comunidad de vecinos, en una reunión o en una boda.
1. Piensa: ¿A qué le tienes miedo?
¿A hacer el ridículo, a que se rían de ti, a tartamudear, a perder prestigio profesional? Son cosas que nunca pasan. ¿A cuántas personas conoces a las que hayan despedido de su empresa por no hablar bien en público?
Si tu miedo es a quedarte en blanco, lleva notas, si es a que no te funcionen los medios audiovisuales, lleva un plan b, es decir, si se trata de cosas que realmente pueden pasar, toma las medidas necesarias para reducir esa posibilidad al mínimo.
2. Gánate a la audiencia con una buena introducción
Los primeros segundos son muy importantes para causar una buena impresión:
- Preséntate (si no lo ha hecho ya otra persona) con un par de frases que te sepas de memoria.
- Busca una frase o cita ingeniosa que tenga que ver con el tema: así rompes el hielo y consigues la atención de todos.
- Si no te sientes capaz, puedes utilizar un video como introducción, así los primeros minutos no tienes que hablar y tus nervios se irán calmando sin que te des cuenta.
La introducción, elijas la modalidad que elijas, tendrás que ensayarla un montón de veces, es la mejor forma de que salga bien.
3. Cuanto mejor te lo sepas, menos nervios tendrás.
Si es un tema que dominas, mejor. Además, ensaya y visualízate haciendo la charla.
4. Si te da un ataque de pánico en medio de charla:
Respira, mira tus notas, bebe agua y sonríe. Luego retoma tu charla a un ritmo lento. Verás como en seguida todo vuelve a fluir.
5. Antes muerto que sencillo
No se te ocurra jamás decir frases del tipo: “Ay qué nervioso estoy” (ni siquiera cuando llames a la radio) o “Me he perdido” o “Me he equivocado”. ¡No! Si te pierdes, te equivocas o estás nervioso, te lo callas, es muy probable que un porcentaje altísimo de la audiencia no se haya dado ni cuenta, ¡no se lo hagas notar tú!
Y por la misma razón, a mis alumnos de El arte de hablar en público, tanto en la universidad como en las empresas, les digo siempre que lleven sus notas en una tarjeta, nunca en un folio, porque si estás nervioso y te tiemblan las manos, el folio multiplicará el movimiento y todo el mundo estará más pendiente de tus nervios que de lo que dices.
6. Engáñate a ti mismo. ¡Funciona!
La audiencia no suele notar los nervios del ponente, o los nota mucho menos que él mismo, por tanto: olvídate de ellos, haz como si no existieran. Parecerá una tontería pero es el mejor remedio contra los nervios. ¿Que te tiembla la voz? Ni caso, ya se pasará. ¿También te tiemblan las manos? Las coloco un rato en la espalda y sigues como si nada. Piensa que no estás nervioso, solo estás PREPARADO, con la adrenalina suficiente para que salga todo rodado.
7. Y pase lo que pase, ¡sonríe!
Piensa que la gente está ahí porque le interesa el tema, por lo que, aunque estés algo nervioso no les va a importar si lo que dices es interesante, así que por favor ¡sonríe! Somos mucho más benevolentes con una persona que sonríe.
A hablar en público se aprende hablando en público, por eso, cada vez que tienes que hacerlo, es una oportunidad para mejorar. ¡Aprovéchala!
Dicen que el miedo a hablar en público es uno de los temores más extendidos en la sociedad occidental, no sé si será así, pero es cierto que a muchas personas les cuesta ponerse delante de una audiencia y transmitir de forma convincente sus ideas; he visto excelentes presentaciones pasar desapercibidas por los nervios del orador.
En cambio hay herramientas sencillas para evitar los nervios cuando uno va a hablar en público, ya sea en una ponencia, en una presentación, en la comunidad de vecinos, en una reunión o en una boda.
1. Piensa: ¿A qué le tienes miedo?
¿A hacer el ridículo, a que se rían de ti, a tartamudear, a perder prestigio profesional? Son cosas que nunca pasan. ¿A cuántas personas conoces a las que hayan despedido de su empresa por no hablar bien en público?
Si tu miedo es a quedarte en blanco, lleva notas, si es a que no te funcionen los medios audiovisuales, lleva un plan b, es decir, si se trata de cosas que realmente pueden pasar, toma las medidas necesarias para reducir esa posibilidad al mínimo.
2. Gánate a la audiencia con una buena introducción
Los primeros segundos son muy importantes para causar una buena impresión:
- Preséntate (si no lo ha hecho ya otra persona) con un par de frases que te sepas de memoria.
- Busca una frase o cita ingeniosa que tenga que ver con el tema: así rompes el hielo y consigues la atención de todos.
- Si no te sientes capaz, puedes utilizar un video como introducción, así los primeros minutos no tienes que hablar y tus nervios se irán calmando sin que te des cuenta.
La introducción, elijas la modalidad que elijas, tendrás que ensayarla un montón de veces, es la mejor forma de que salga bien.
3. Cuanto mejor te lo sepas, menos nervios tendrás.
Si es un tema que dominas, mejor. Además, ensaya y visualízate haciendo la charla.
4. Si te da un ataque de pánico en medio de charla:
Respira, mira tus notas, bebe agua y sonríe. Luego retoma tu charla a un ritmo lento. Verás como en seguida todo vuelve a fluir.
5. Antes muerto que sencillo
No se te ocurra jamás decir frases del tipo: “Ay qué nervioso estoy” (ni siquiera cuando llames a la radio) o “Me he perdido” o “Me he equivocado”. ¡No! Si te pierdes, te equivocas o estás nervioso, te lo callas, es muy probable que un porcentaje altísimo de la audiencia no se haya dado ni cuenta, ¡no se lo hagas notar tú!
Y por la misma razón, a mis alumnos de El arte de hablar en público, tanto en la universidad como en las empresas, les digo siempre que lleven sus notas en una tarjeta, nunca en un folio, porque si estás nervioso y te tiemblan las manos, el folio multiplicará el movimiento y todo el mundo estará más pendiente de tus nervios que de lo que dices.
6. Engáñate a ti mismo. ¡Funciona!
La audiencia no suele notar los nervios del ponente, o los nota mucho menos que él mismo, por tanto: olvídate de ellos, haz como si no existieran. Parecerá una tontería pero es el mejor remedio contra los nervios. ¿Que te tiembla la voz? Ni caso, ya se pasará. ¿También te tiemblan las manos? Las coloco un rato en la espalda y sigues como si nada. Piensa que no estás nervioso, solo estás PREPARADO, con la adrenalina suficiente para que salga todo rodado.
7. Y pase lo que pase, ¡sonríe!
Piensa que la gente está ahí porque le interesa el tema, por lo que, aunque estés algo nervioso no les va a importar si lo que dices es interesante, así que por favor ¡sonríe! Somos mucho más benevolentes con una persona que sonríe.
A hablar en público se aprende hablando en público, por eso, cada vez que tienes que hacerlo, es una oportunidad para mejorar. ¡Aprovéchala!
Cómo improvisar un buen discurso en 9 sencillos pasos
(Tomado de: Cómo improvisar un buen discurso en 9 sencillos pasos)
Como dice Mark Twain “Lleva tres semanas preparar un buen discurso improvisado”, pero hay veces que no disponemos de tanto tiempo, ya que nos lo piden de repente en un acto social o en una reunión de trabajo.
De pronto, todas las miradas se centran en nosotros y se hace un terrible silencio que debemos llenar.
1. Si te pones rojo, haz como si nada.
Es imposible disimularlo, así que tienes dos alternativas: o ignorar el hecho de que te has puesto como un tomate y pasar al punto 2 o hacer una broma sobre el tema, del tipo: “Vaya, mi sangre ha decidido subir toda a la cara. Démosle un poco de tiempo que en seguida volverá a su sitio…”
2. Piensa que tienes mucha experiencia en improvisar discursos.
Nos pasamos todo el día improvisando (en realidad nuestra vida es pura improvisación), cada vez que saludamos o damos una opinión; cada cosa que decimos la estamos “fabricando” en el momento, por ello piensa que no es la primera vez que lo tienes que hacer, simplemente hay más gente delante.
3. Gana tiempo para que tu subconsciente prepare el discurso.
¿Cómo? Reformulando la pregunta o repitiendo lo que te han pedido. Por ejemplo: “Me pedís que diga unas palabras en homenaje a nuestro amigo Fulanito que tengo aquí a mi lado”.
Sin que tú lo notes, en esos preciosos segundos, el patio trasero de tu cerebro habrá trabajado frenéticamente para encontrar alguna idea o anécdota que merezca la pena contar.
4. Ordena tus ideas, aunque sea en voz alta.
Por ejemplo: “Voy a hablar de tres cosas.” Y las enumero.
En caso de ser una reunión podrían ser:
“La primera: lo que opino sobre el tema.
La segunda: por qué tengo esa opinión
La tercera: qué creo que deberíamos hacer.”
En caso de un acto social:
“La primera: lo que nos une a Fulanito y a mi.
La segunda: la anécdota que compartimos y
La tercera… bueno, os dejo la incógnita para el final.”
En esta última situación la 3ª podría ser una llamada a la acción, como por ejemplo brindar o cantar todos una canción.
Además, piensa que de esta forma sigues ganando tiempo.
5. Hazlo de forma concisa y fácil de entender.
Cuando uno dé su opinión o hable de lo que le une a Fulanito, no debería enrollarse mucho; es suficiente con dos o tres pinceladas sencillas y que no se presten a diferentes interpretaciones.
6. Demuestra ese punto de vista
Para reforzar esa opinión la debería sustentar con datos, ejemplos de experiencias personales, anécdotas, estudios…
7. Apoya tu discurso con el lenguaje no verbal adecuado y la mirada
Si estás contando una anécdota divertida acompáñala con una gran sonrisa, con gestos amplios o una pequeña escenificación. Además, intenta mirar a todos los asistentes para que tu mirada atrape su atención.
8. Haz una llamada a la acción
Que todo el mundo sepa, claramente, lo que viene a continuación: que hable otra persona, un brindis, una canción o que se besen los novios. Si estás en el trabajo, esto último igual no queda muy bien.
9. Que todo ello no dure más de cinco minutos
Siempre es mejor pasarse de breve que de extenso.
En cualquier caso, piensa que no se hunde el mundo si no te sale todo lo bien que hubieras deseado. Es solo una más de todas las improvisaciones que hacemos a lo largo del día… aunque tenga muchos testigos.
Como dice Mark Twain “Lleva tres semanas preparar un buen discurso improvisado”, pero hay veces que no disponemos de tanto tiempo, ya que nos lo piden de repente en un acto social o en una reunión de trabajo.
De pronto, todas las miradas se centran en nosotros y se hace un terrible silencio que debemos llenar.
1. Si te pones rojo, haz como si nada.
Es imposible disimularlo, así que tienes dos alternativas: o ignorar el hecho de que te has puesto como un tomate y pasar al punto 2 o hacer una broma sobre el tema, del tipo: “Vaya, mi sangre ha decidido subir toda a la cara. Démosle un poco de tiempo que en seguida volverá a su sitio…”
2. Piensa que tienes mucha experiencia en improvisar discursos.
Nos pasamos todo el día improvisando (en realidad nuestra vida es pura improvisación), cada vez que saludamos o damos una opinión; cada cosa que decimos la estamos “fabricando” en el momento, por ello piensa que no es la primera vez que lo tienes que hacer, simplemente hay más gente delante.
3. Gana tiempo para que tu subconsciente prepare el discurso.
¿Cómo? Reformulando la pregunta o repitiendo lo que te han pedido. Por ejemplo: “Me pedís que diga unas palabras en homenaje a nuestro amigo Fulanito que tengo aquí a mi lado”.
Sin que tú lo notes, en esos preciosos segundos, el patio trasero de tu cerebro habrá trabajado frenéticamente para encontrar alguna idea o anécdota que merezca la pena contar.
4. Ordena tus ideas, aunque sea en voz alta.
Por ejemplo: “Voy a hablar de tres cosas.” Y las enumero.
En caso de ser una reunión podrían ser:
“La primera: lo que opino sobre el tema.
La segunda: por qué tengo esa opinión
La tercera: qué creo que deberíamos hacer.”
En caso de un acto social:
“La primera: lo que nos une a Fulanito y a mi.
La segunda: la anécdota que compartimos y
La tercera… bueno, os dejo la incógnita para el final.”
En esta última situación la 3ª podría ser una llamada a la acción, como por ejemplo brindar o cantar todos una canción.
Además, piensa que de esta forma sigues ganando tiempo.
5. Hazlo de forma concisa y fácil de entender.
Cuando uno dé su opinión o hable de lo que le une a Fulanito, no debería enrollarse mucho; es suficiente con dos o tres pinceladas sencillas y que no se presten a diferentes interpretaciones.
6. Demuestra ese punto de vista
Para reforzar esa opinión la debería sustentar con datos, ejemplos de experiencias personales, anécdotas, estudios…
7. Apoya tu discurso con el lenguaje no verbal adecuado y la mirada
Si estás contando una anécdota divertida acompáñala con una gran sonrisa, con gestos amplios o una pequeña escenificación. Además, intenta mirar a todos los asistentes para que tu mirada atrape su atención.
8. Haz una llamada a la acción
Que todo el mundo sepa, claramente, lo que viene a continuación: que hable otra persona, un brindis, una canción o que se besen los novios. Si estás en el trabajo, esto último igual no queda muy bien.
9. Que todo ello no dure más de cinco minutos
Siempre es mejor pasarse de breve que de extenso.
En cualquier caso, piensa que no se hunde el mundo si no te sale todo lo bien que hubieras deseado. Es solo una más de todas las improvisaciones que hacemos a lo largo del día… aunque tenga muchos testigos.
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